Riquelme es igual a Nalbandian


Los dos son cracks. Los dos levantan polvoreda. Los dos la descosen por ratos de sus partidos y después se van de viaje en ese mismo vuelo. Se estrellan, las estrellas.


Ayer hice zapping viendo Boca-Chacarita y Nalbandian-Nadal. Y en un momento me pareció ver a Román en Miami y a David en el Tomás Ducó. La cátedra de ambos a sus rivales en el inicio y la debacle física y anímica en el final. Y entonces, empecé a buscar sus coincidencias y no paro de encontrarlas.

Los dos dicen amar a la celeste y blanca, pero renuncian de vez en cuando. Los dos tienen a sus amigos íntimos y "manejables". Y a sus enemigos dentro del mismo grupo (Palermo, Del Potro, etc) de trabajo.

Los dos se creen más importante que lo que defienden (Boca y el equipo de Copa Davis), aunque siempre lo negarán en sus discursos. Los dos dicen que la plata es lo de menos, pero si uno piensa un poco, no les puede creer (uno dice que juega un año gratis acostado en un colchón de 9 palos y el otro quiere un reparto especial -para él- en la cita más importante de la historia del tenis argentino).

Como buenos hijos, a los dos lo mortifica el sufrimiento de su mamá (primera renuncia de Román, grito de David a la suya por ponerle una toalla en la espalda tras perder con Safin en Rusia).

Los dos son coherentes cuando enfrentan los micrófonos. Román siempre habla del juego y David, también. Los dos no se creen dios en el éxito, ni el diablo en el fracaso. Los dos entienden el juego.

A los dos no le gusta demasiado entrenar, ya que al talento no le hace falta castigo físico en demasía. Ni se bancan que le pongan límites sus jefes (preguntar a Pellegrini y a Mancini) ocasionales.

Los dos son necesarios para que Argentina gane el Mundial y la Copa Davis, pero se necesita una alfombra roja y todo tipo de concesiones a sus antojos.

El rey Román y el rey David. Ya deben haber sido reyes en otra vida y por eso quieren que en ésta sigan tratándolos como tales.

Comentarios

  1. Estoy de acuerdo en algunas cosas, NO en el amor a la celeste y blanca. Para David la copa siempre es prioridad (obvio que la quiere ganar para su ego). Con Suecia arriesgó el físico y su recuperación.
    El rey David no es tan amargo, siempre tratando de disfrutar lo que hace (sea tenis o no)

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