El clásico de barrio más grande del mundo
También por reponerse a la desventaja inicial por un penal cobrado en el que Cóccaro agarró claramente del pantalón a Rafa Pérez en el forcejeo en el área para ganar la posición y después el colombiano lo agarró de la camiseta y lo hizo girar para caer los dos.
¿Es penal? El reglamento dice que ante un agarrón mutuo se cobra la falta más grave. O sea, para Tello (y para el Var) el foul de Cóccaro fue menor y el de Rafa Pérez, mayor. Ésa es la explicación reglamentaria. Ahora, ¿no importa quién hizo primero la falta? Bueno, es el reglamento y el Var que la FIFA nos hace sufrir por un negocio mayor. A cualquiera pueden perjudicar o favorecer (como ayer a River ante Lanús) y es lo que hay.
Además, te toca un árbitro como Tello que prefiere sacarse los problemas de encima. ¿Cancha llena? Entonces, penal para el local. ¿Se agarran Barrios y Tobio, pero también los 22 jugadores y los suplentes se meten en el tumulto y vuelan empujones de todo tipo? Expulsados el Perrito y el central de Huracán. Todo empezó por una falta que le cobra Tello y ni siquiera existió. Entonces, Hezze empuja y pisa a Bareiro (porque San Lorenzo ya estaba en el plan de mantener el empate como sea) y ahí reacciona Barrios. Es un clásico y los futbolistas tienen las pulsaciones a diez mil.
Para Tello, Hezze no merecía ni la amarilla y para completarla echa a un suplente del Globo y a Giay, también en el banco. Ni se vio por las cámaras. Quizás le avisaron del Var.
Antes debió ser expulsado Gattoni por doble amarilla por un foul fuerte y clara a Cóccaro, pero Tello se hizo el sota. Le quedó muy grande el clásico. Una actuación muy mala. Se equivocó igual para los dos lados.
Sobre el partido en sí, extrañamente Huracán jugó al pelotazo. Nada que ver con lo mostrado en el ciclo de Dabove. No salieron jugando por abajo, lo salteaban a Hezze. El mejor de sus volantes. Le resultaba en el marcador, pero se fue para atrás. Y obligado, con todas sus limitaciones, San Lorenzo fue. En la única buena jugada asociada, llegó al empate con el golazo de Elías. Con decir que, para mi, los mejores del Ciclón fueron Luján y Braida, me parece que está todo dicho.
Lo del complemento era obvio porque es lo que le encanta a Insúa y a un equipo formado para eso: esperar y contragolpear. El asunto es que no salió ninguno bueno con Barrios y Leguizamón. Y la entrada de Gauto cambió el partido. Ya lo había visto el otro día por la Copa Libertadores. Es un atrevido que encara y elude. Tiene habilidad y velocidad. Volvió loco a un cansado Luján. Entonces apareció Batalla para sostener la igualdad. Un cabezazo a Wanchón, un remate a Fattori y otro al propio Gauto. La entrada primero de Irala y después de Piovi fue el mensaje de Insúa de que firmaba el empate. Muy poco para una camiseta y una historia tan grande. ¿Martegani? Bien gracias. Debe saber ahora que los asientos del banco del Tomás A Ducó deben ser muy cómodos. También Maroni, que si bien desde que está en el club jugó mal, en Boca y en Talleres se le vieron cosas interesantes al enganche.
Sabor agridulce. No se ganó (nunca lo mereció), pero al menos no se perdió jugando mal en Parque Patricios.
Cuando volvía caminando a casa por Boedo, con calor y con la musculosa azulgrana, me crucé a tres personas y una chica me dijo: "amigo, nos faltó poco para romperle el ojete". No tenían nada indentificatorio con los dos clubes, así que me imagino, por la forma de la que me habló, de que es cuerva.
Y a dos cuadras de llegar a Avenida La Plata y Chiclana, pasó un auto que venía de la cancha y unos nenes que iban en el asiento de atrás me insultaron durante una cuadra. El conductor nunca frenó, ni se bajó, pero si sus hijos son tan maleducados y groseros de no saber respetar el barrio, el tipo debe ser igual.
Como dijo una vez Gorosito: "padre boludo, hijo boludo".
Tengo amigos y amigas hinchas de Huracán. La madrina de mi hijo Bruno y su familia son fanas quemeros. La elegimos porque adoptó a Bruno casi como si fuera su hijo en la guardería a la que iba de chiquito. Ella era la hija de la dueña y trabajaba ahí como coordinadora. Incluso, nos pedía permiso para llevarlo al zoológico o al botánico. Mantenemos la relación aunque ahora vivan en Jujuy.
Una de mis mejores amigas desde la secundaria, es quemera ella y toda su familia. Nos queremos mucho y nos gastamos cuando ganamos o perdemos. Ése es el folklore lindo del fútbol. No el otro violento y con odio, que impide que vayan los hinchas visitantes.
Hoy mi amiga me mandó varias fotos con su familia llegando a la cancha. A mí por privado y a nuestro grupo de wassap de l@s del secundario. Somos rivales en el fútbol, no enemigos. Y lo demostramos con hechos.
A la gilada, ni cabida. A no avivar perejiles....
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