Gana el fútbol seguro


Este es un posteo que, como en la vieja serie de Misión Imposible, se puede autodestruir en unos minutos. En un rato, por la Champions, se ven las jetas Barcelona y el Arsenal, los dos equipos que mejor tratan a la redonda en el planeta y les garantizo que el ganador será el fútbol.


Aunque como el fútbol muchas veces es tan impredecible, me puede dejar en ridículo y sale un fiasco. Pero con tipos como Messi, Ibrahimovic, Xavi, Pedro, Gaby Milito de un lado y con Nasri, Arshavin, Prosiscky, Fabregas, del otro, es casi misión imposible que no sea un deleite para las retinas. Y eso que en el Barsa está lesionado Iniesta. Y encima se guarda en el banco a Henry y a Bojan.


Los que la hacen simple son el Pep Guardiola y Arsene Wenger. Obvio que tienen su sistema táctico padre (en especial, el francés), pero privilegian la libertad de sus jugadores. Los mejores entrenadores son los que dejan su ego de ex jugador de lado y saben que los futbolistas están por encima del sistema.


Esa lección nunca la aprendió la gran mayoría de los técnicos argentinos. Salvo Cappa, Menotti, Basile y Ramón Díaz. Ellos también tienen su gran ego en el discurso (los que no los entienden le dicen verseros), pero no lo vuelcan a la cancha, ni enferman a sus dirigidos desde atrás de la línea de cal.


Los últimos técnicos campeones del fútbol argentino (Falcioni, Simeone, Gallego, Russo), privilegian su librito amarrete aunque se inmolen en la causa, sacan pecho cuando algún jugador concreta una "trabajada" (el colmo es el Tolo golpeándose el pecho y gritando: "el gol es mío" tras un remate de 30 metros al ángulo de Belluschi en Newell's) y se jactan de ganadores, porque la prensa salamera se los hace creer.


Por eso, técnicos argentinos, ya que ven tanto fútbol inservible por todo el mundo. Miren Arsenal-Barcelona y a ver si aprenden de una vez por todas que lo más importante son los jugadores. Y que lo único imprescindible (ante tanto ajetreo táctico) es la pelota. Esa que tratan de maravilla los que estarán en un rato en el césped de Highbury.


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